miércoles, 29 de febrero de 2012

Juan Martínez Villergas XXXIV


 Nuestro "amigo" Martínez Villergas, creo que no se llevaba muy bien con el también vallisoletano José Zorrilla.  Aquí vemos cómo hace una crítica negativa a su obra.

Introducción a José Zorrilla, "Leyendas"

 


Introducción a José Zorrilla, «Leyendas» [Cátedra, 2000]Ricardo Landeira, la Universidad de Valladolid celebró el «Congreso Internacional José Zorrilla. Una nueva lectura», cuyas Actas aparecieron en 1995 coordinadas por Javier Blasco Pascual, Ricardo de la Fuente Ballesteros y Alfredo Mateos Paramio, la revista Ínsula (número 564, diciembre de 1993)le dedicó unas páginas, y en marzo del año siguiente, la Michigan State  University , en los Estados Unidos, celebró la « Sesquicentennial Conference on Don Juan Tenorio , 1844-1994; The Play,Spanish Romanticism, The Legacy and its Presence in Hispanic Cultures ».Zorrilla vivió de la literatura, anduvo siempre escaso de dinero y su considerable producción revela prisa para cumplir con el plazo de un editor y falta de reflexión, y de ello se excusó en varias ocasiones. Escribió narraciones históricas y legendarias durante casi cincuenta años que, a medida que pasa el tiempo, revelan cierto cansancio, aumentan en palabrería y digresiones, tienen argumentos, situaciones y personajes que ofrecen semejanzas y en ocasiones parecen ser variantes de un mismo modelo, o revelan la artificiosidad propia de las obras hechas de encargo. Ricardo Navas Ruiz ha dedicado el primer capítulo de su libro La poesía de José Zorrilla. Nueva lectura histórico-crítica a recoger la opinión que ha merecido a los críticos la obra de Zorrilla. Con excepción de algunas opiniones negativas como la que vimos anteriormente de Martínez Villergas(1854), la de Manuel de la Revilla (1877) y las diversas de Unamuno (1908, 1917 y 1924), las demás revelan cariño por el poeta y admiración por su obra. La lista es larga, pues incluye a buena parte de nuestros escritores y críticos desde contemporáneos del poeta como Pastor Díaz (1837) y Gil y Carrasco (1839) hasta Gerardo Diego (1975), ya muy avanzado el siglo XX, pasando por otros como Valera, Pardo Bazán, Clarín, Menéndez Pelayo, Ganivet y Rubén Darío. Además de Narciso Alonso Cortés, a quien se deben la biografía y la edición crítica de las Obras Completas de Zorrilla 23 , que siguen siendo indispensables para estudiar al poeta, hay distinguidos estudiosos de las leyendas de Zorrilla como los profesores John Dowling, Russell P. Sebold, Leonardo Romero Tobar y Ricardo Navas Ruiz, aparte de quienes han contribuido con artículos, bibliografías y estudios y dado a la imprenta ediciones críticas de Don Juan Tenorio .Ya desde los comienzos de su carrera Zorrilla hizo notar su influencia sobre los contemporáneos y a lo largo del tiempo, sus admiradores y quienes imitaban su estilo llegaron a ser legión. Para22«Recepción: Apuntes para la historia», Madrid, Gredos, 1995, 9-24.23Zorrilla: Su vida y su obra , Valladolid, Librería Santarén, 1943, y Obras Completas de Zorrilla, publicadas por la misma editorial y en el mismo año.54
Introducción a José Zorrilla, «Leyendas» [Cátedra, 2000]En su «Epístola a don Fernando de la Vera» (1855) confesaba que se refugió en la tradición, la naturaleza y el folclore para huir del hastío moderno y el monetarismo de la sociedad burguesa (1943,I, 1111-1115); en la «Dedicatoria a don Bartolomé Munel» ( Granada , 1852) escribía «Cristiano y español, con fe y sin miedo, / canto mi religión, mi patria canto» , y en el «Prospecto» a sus Vigilias de estío afirmó su propósito de hacer «humilde memoria de nuestra pasada historia, / de nuestra fe y religión» (1943, I, 695) pues la fe y las convicciones religiosas eran para él inseparables del patriotismo y de los valores tradicionales y aparecieron en sus obras como una de las señas de identidad propias de los españoles. Las declaraciones de Zorrilla sobre su ideología y sus propósitos como poeta conservador y legendario son tantas, tan contradictorias y ofrecen tantos matices, que los críticos coinciden en rechazar la imagen monolíticamente conservadora que tradicionalmente se ha tenido de él. RussellP. Sebold recoge dos opiniones tan opuestas como reveladoras: en su semblanza del poeta escribía Antonio Ferrer del Río en 1846 que «No concebimos al artista, ni al poeta, sino creyentes y como mensajeros de la divinidad sobre la tierra Sólo la fe es creadora, sólo la idea de un Dios arranca al hombre del polvo que sus pies huella» . En cambio, en 1854, Juan Martínez Villergas, paisano del autor del Tenorio y crítico tan bilioso como agudo, dejaba bien claro que El poeta para llegar a ser la expresión de una época dada, es necesario que vaya a la vanguardia del pensamiento filosófico, que no vuelva atrás la vista sino para echar un puñado de tierra en la fosa donde yacen las viejas supersticiones, que enseñe a sus hermanos el camino de las conquistas morales y materiales, y Zorrilla, doloroso es decirlo, es un anacronismo en el siglo actual, un hombre de buen fondo que a pesar de su noble alma hubiera quemado a los moriscos en tiempo de Felipe III, como hubiera antes servido ciegamente a las miras sanguinarias de D. Pedro el Cruel niego que haya traído alguna misión providencial que cumplir en su siglo.(1995, 216)Por su parte, Vicente Llorens destacó el tono subversivo y la actitud hostil hacia la sociedad de algunas composiciones publicadas en su primer volumen de Poesías (1837) aunque Zorrilla no continuó por aquel derrotero y a lo largo de su vida justificó siempre su posición conservadora explicando que lo hizo para contentar a un padre inflexible y fanático (1979, 430), a quien el poeta escribió en una ocasión.

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