viernes, 31 de enero de 2014

Juan Martínez Villergas LXXII

"Trotamundos Transatlántico" III


... su obra: A mal sarmiento, buena podadera, refutación comentario, réplica, ó como quiera llamarse esta quisicosa, que en respuesta a los Viajes publicados sin ton ni son por un tal Sarmiento, ha escrito a ratos perdidos un tal J.M. Villergas (1853). Uno de los énfasis de este folleto es la importancia de la hermandad entre los países hispanos, tema que reaparece en otros escritos suyos y compagina con sus ideas posteriores sobre la necesidad de que España se mantenga en posesión de Cuba. El número de reimpresiones del texto muestra su evidente interés a una comunidad internacional: Gómez Villaboa afirma que de él se hicieron “numerosas ediciones en Francia, en Bélgica, en Montevideo, en la República Argentina y en otros países” latinoamericanos (274).Así Villergas inicia la primera de muchas polémicas transatlánticas que siguen. En el año 1868 empieza a usar su periódico cubano, El Moro Muza –que antes se había dedicado a los asuntos culturales, esquivando en la mayoría de los casos el comentario político-- como una plataforma para oponerse a las ideas independentistas de Cuba. Esel mismo año en el que el periodista vuelve de una de sus estancias en España en la que se acaba de triunfar la “Revolución Gloriosa,” para encontrarse con una Cuba que comienza a experimentar los primeros tremores de la lucha independista, encarnados en una lucha que durará una década; la “Guerra de Diez Años” es la precursora de la de1895 que va a decidir la independencia de la isla. Las actividades latinoamericanas de Villergas de 1868 en adelante --centralmente en Cuba y durante un período relativamente breve en Argentina-- van a darle la reputación de un español patriota, escribiendo y actuando en defensa de todo lo peninsular frente a críticas y quejas de los países americanos independizados y por independizarse. Son años en los que Villergas va a negar consistentemente el derecho de Cuba de separarse de España, a pesar de sus años de apoyo acérrimo de las libertades del pueblo y su furor en contra de cualquier poder absoluto que le niegue su soberanía. Lo que hoy en día nos puede parecer discrepancia era fácilmente explicable para sus biógrafos españoles de finales del siglo XIX en adelante, como al parecer lo era para el mismo Villergas. Alonso Cortés, escribiendo en 1911, ve la posición de Villergas sin contradicción ni necesidad de defensa: Villergas afirmó muy á menudo –y estaba en lo cierto-- que una cosa era llamarse liberal en España y otra en Cuba, ya que los que allí tomaban esa denominación, profesaban doctrinas no
muy convenientes al interés de nuestra patria. Era cuestión de nombre. Por eso, sin abdicar de ideas –que no había porqué ni para qué, --Villergas dedicó todas sus energías en la Habana a trabajar en pro de España, y su nombre debe unirse al de los grandes patriotas.(140) Ningún biógrafo suyo –con la excepción del más reciente, García Castañeda— comenta el caso de que un hombre que había sacrificado tanto por la libertad de prensa en su propio país, ayude en la construcción de un partido pro-español que quería vedar ese mismo derecho a los cubanos.
No sólo es que no lo tiendan a cuestionar, sino que loaprueban con su uso de la palabra “acendrado” para describir tal
patriotismo. Nuestra intención no es juzgar esas actitudes sino señalarlas como indicativa de un fenómeno más amplio: los límites del liberalismo al traspasar las fronteras nacionales. La vida de Villergas ofrece un ejemplo extraordinario de tales límites por sus propios extremos de un republicano antes radical, ahora reaccionario. Donde más se ven los esfuerzos de Villergas de reivindicar el honor español es en su obra cubana. En 1869 Villergas inicia la tercera serie de El Moro Muza  involucrándose en los debates sobre la independencia de la isla que se extienden a ambos lados del Atlántico. Una ironía generada por las circunstancias de la vida de Villergas es que sus viajes continuos entre España y las Américas le permite seguir estrechamente afiliado con el partido republicano de España. Afiliación que mantiene yen la que insiste a pesar de ir en contra de la posición conocida del partido que favorecía la independencia de Cuba. Entre 1869 y 1871 Villergas se mete tanto con el Partido Republicano como con los cubanos pro-independistas cuando El Moro Muza  publica una serie de tratados titulada “España y sus enemigos”, la cual pretende delinear la historia del movimiento separatista en Cuba desde sus comienzos en 1851.Cuando el partido republicano español decide oponerse al envío de tropas a la isla, abogando públicamente por el abandono de la isla a los cubanos independentistas, Villergas por su parte publica una esquela que declara la muerte del partido. Una declaración que a su turno le gana a Villergas el estatus de “muerto”, o por lo menos “apóstata”, para muchos republicanos españoles. A comienzos de los setenta, Villergas además se alista en los Voluntarios Reales de Cuba, un grupo de españoles armados que fueron acusados por el partido republicano español de “intransigentes, crueles y sanguinarios”, tanto que algunos diputados liberales querían entablar una demanda contra ellos en las Cortes (Alonso Cortés 104). El cuerpo político en Cuba con el que fueron asociados los Voluntarios es el partido integrista, que tenía reputación de ser “reaccionario y aun esclavista” entre tanto los monárquicos liberales de España como entre los más progresistas (Alonso Cortés 110).En los tres años entre 1871 y 1874, años de unos debates continuos en las Cortes de Madrid sobre la esclavitud y la situación de las últimas colonias, Villergas vuelve a España para luchar con el partido republicano, que experimentaba sus propias divisiones ya marcadas para el último cuarto del siglo (Ayzagar 627). Se presenta para diputado en las elecciones de 1872 pero un sector del partido rechaza rotundamente su
participación. Un periódico madrileño liberal, El combate, acusa directamente a Villergas de apoyar el tráfico ilegal de esclavos: “no tendría vergüenza el liberal que diese su voto á quien había venido á tomar en Cuba el oro de la infamia en conciliábulos negreros” (escritor anónimo, citado por Alonso Cortés 107). Villergas entra en su propio combate con el desconocido que escribe el artículo, defendiéndose lo suficiente para salvar su reputación entre ciertos sectores del partido. Convence a algunos de sus antiguos compatriotas que le permitan presentarse en las siguientes elecciones, las cuales acaba ganando. Una vez en las Cortes, Villergas apoya la posesión española de Cuba desde su nueva posición como diputado republicano, pretendiendo dar otra perspectiva sobre los motivos de los insurrectos y defendiendo las acciones de los Voluntarios Reales. Entre otras explicaciones, acusa que los insurrectos son esclavistas mientras sostiene que los Voluntarios son “amantes del progreso en su inmensa mayoría, y por consiguiente no rechazan] ninguna reforma de las compatibles con la integridad nacional” (Alonso Cortés 111-12). A la vez, se ha notado que su actitud hacia la revolución como modo de cambiar la sociedad parece cambiar. Cuando el rey Amadeo abdica en 1874, Villergas vota por la república, pero con una nueva postura hacia los medios de efectuar la: la república que él deseaba no era la que vino á imperar en España, desordenada y anárquica, y así lo hizo notar claramente. Cuando las turbas pidieron, por medios violentos, la implantación de la república federal, reunióse la minoría que había estado de parte del gobierno, y uno de los que suscribieron el manifiesto contra los perturbadores del orden público, fue  Villergas.(Alonso Cortés 112-13)Un desacuerdo con el nuevo gobierno hace que dimita un puesto de cónsul que le habían ofrecido, precipitando su vuelta a Cuba en 1874, donde El Moro Muza va a sufrir primera vez, de falta de lectores, por lo que Villergas se marcha a Argentina en1875.La reputación de Villergas como prohombre español le precede a Argentina a causa de su todavía conocido
Sarmenticidio de hace veinte años. Durante su estancia en Buenos Aires (1875-76) sigue incitando a Sarmiento, ahora senador y ex-presidente de la República. También escribe para el órgano peninsular de Buenos Aires, El Correo Español, y funda un periódico de guerrilla político-literaria, Antón Perulero . Allí entabla una nueva polémica nacionalista de repercusiones internacionales, esta vez con Juan María Gutiérrez, conocido hoy en día como uno de los primeros críticos y maestros de las letras nacionales argentinas. Interesante asunto en el que Gutiérrez rehusa un sillón como miembro correspondiente en la Real Academia Española, citando que “llegar a académico significaba aceptar la tutela de una institución monárquica y extranjera que pretendía coartar la libertad lingüística de los americanos” (García Castañeda 144). La polémica sostenida entre el argentino Gutiérrez y el español Villergas se hizo muy pública e incitaba el interés general del público dado que “el tema de la discordia giraba en torno al lenguaje y a la salvaguardia del honor nacional respectivo” (García Castañeda 144).Después de otra ...                                                            Continuará

lunes, 27 de enero de 2014

Juan Martínez Villergas LXXI

"Trotamundos Transatlántico" II



... del pueblo, la insistencia en la libertad de expresión, la lucha en contra de la censura, y las evidencias del sacrificio personal que seguir ese credo le trae. En 1840 sufre su primer encarcelamiento por haber redactado con otros escritores unos manifiestos revolucionarios denunciados porque tan “ardientemente se incitaba á la república” (Corona Poéticav). En 1842 Villergas funda la Sociedad Literaria al lado del empresario Ayguals de Izco (Benítez 30), casa editorial que se especializa en el entretenimiento y educación de una nueva clase de lectores urbanos. Villergas juega un papel insoslayable en la concepción y edición de esas nuevas publicaciones de índole democrática, a la vez que contribuye regularmente en ellas con escritos propios. Además de algunos periódicos de tipo satírico-cómico como La Risa, El Fandango, y El Cancionero del Pueblo, la Sociedad publica El Dómine Lucas, periódico conocido por su crítica seria de la sociedad española durante los primeros años del gobierno moderado. Entre 1844 y 1852 Villergas sigue ejemplificando el “temperamento batallador é inquieto(Alonso Cortés 70) que le va a convertir en verdadero incitador de persecución. Su fama había crecido, y con ella, el brío de los censores del GeneralNarváez. Alrededor de 1844, año en el que se ha documentado que el gobierno moderado redobla sus esfuerzos en control de la prensa, Barrantes atestigua los siguientes efectos de la obra del escritor polémico:…. pasé por Madrid poco después de un pronunciamiento, y tuve la primera noticia de Villergas del siguiente modo: Un grupo de zagalones, armados de escalera, engrudo y pincel, iba pegando por las esquinas grandes carteles, que á su vez arrancaban grupos de soldados, no sin insultos y repelones de una y otra parte, navajas abiertas y fusiles apuntados, por lo cual corría la gente dando gritos, y se cerraban las tiendas, y yo me refugié á puerto seguro, no sin curiosear el cartel, que era anuncio de una obra de D. Juan Martínez Villergas, con un dibujo horripilante y por carátula estos versos del mismo género:“Adorna, pueblo noble, tus esquinas / con los restos de tunos escritores, / y después extermina á los traidores / que en Francia se vendieron á Cristina”. (56)1844 es el mismo año en el que Villergas deja de trabajar con Ayguals en la Sociedad Literaria, un suceso posiblemente relacionado con la insistencia de Villergas en seguir con la crítica política directa a pesar del aumento de la presión gubernamental; el editor temerario seguía publicando su periódico republicano aunque ya habían dejado de salirlos otros periódicos liberales y ya sólo sobrevivían los monárquicos. Ya para finales de la década de los cuarenta, la represión se había puesto más fuerte que nunca, y Barrantes no dejaba de asombrarse del comportamiento atrevido del escritor: Villergas no escarmienta. Le he dicho ya mil veces, porque le quiero bien, que no sea cándido, que aprenda á distinguir de tiempos, como aconsejan los abogados; que no son éstos que corren como aquéllos del año 40, en que él vino al mundo literario, y preso por una hoja contra el gobierno provisional…fue absuelto por el jurado y sacado en triunfo de la cárcel… Pero es muy duro de cascos, y lo mismo que con los [de ayer] quiere hacer ahora con los Narváez, [y otros de hoy], que son hombres de más pelo en pecho, que saben dónde les aprieta el zapato, y que el mejor día me zampan en Filipinas á mi pobre Villergas á hacer versos y chistes contra los salvajes. El, erre que erre. En viendo agujero para escribir una hoja clandestina, una proclama ó cualquiera de esos esperpentos que llevan á un hombre derechito á la cárcel, por allí se mete de rondón y á cierra ojos. (58-59)
 La profecía acierta. Sin el apoyo de ninguna institución o casa editorial, Villergas      tiene que salir de la ciudad en 1849. Pero pronto vuelve y persiste después, hasta que un enfrentamiento público con el general Narváez le acarrea un segundo encarcelamiento en 1850. Al salir de la cárcel en 1851, decide marcharse a París, iniciando así la larga etapa de viajes entre Europa y las Américas que va a definir el resto de su vida en el que no va a descansar en ningún país durante más de tres años. El mero número de viajes que Villergas emprende entre las Américas y España --un mínimo de dieciséis travesías del Atlántico (Gómez Villaboa 279)-- provee el especial interés de su caso para la historia cultural transatlántica: Para él, como para los indianos que van y vienen á un quítame allá esas pajas,era este ya un viaje sencillo y sin importancia; y él mismo…. solía decir humorísticamente… que no iba más á menudo á Habana “por la parada de Medina”… Con lo cual quería aludir á la pésima combinación de trenes en la estación de Medina del Campo, que obligaba --y aún obliga-- á largas y cansadas esperas. (Alonso Cortés 126) Villergas hace su primer viaje a América Latina en 1857, iniciando unos cuarenta años de vaivén entre allí y la península ibérica. Pasa tiempo en varios países latino-americanos --Argentina, Perú y México entre ellos—fundando y trabajando en periódicos en la mayoría de esos lugares. Pero donde más demora es en la isla de  Cuba, donde pasa un total de veinticinco años, interrumpidos con vueltas regulares a España. Aun entre tanto ir y venir, Villergas logra establecerse como parte significativa de la vida cultural en La Habana, desde donde escribe la mayor parte de su producción periodística entre 1857 y el final de su vida. Se ve que Villergas se ocupa en la primera década de su estancia en América Latina con el afán de seguir evitando la censura, pero ya para 1868 su actitud va a cambiar hacia una abierta postura política en cuanto a su periodismo latinoamericano. De 1868 en adelante se ve de nuevo su tendencia a la polémica en la que sobresale el conflicto entre su viejo republicanismo y su nuevo colonialismo frente la cuestión de la independencia para la isla cubana. Debe constar que hace falta una investigación sobre el contenido específico de los escritos de Villergas entre este año y el de su muerte en 1895. Para delinear los contornos específicos de sus creencias, es imprescindible un detenido estudio de sus contribuciones en varios periódicos y los discursos dados en las Cortes españolas durante su época allí como diputado republicano, para, desde ahí, profundizar en los argumentos y articulaciones que Villergas hiciera de sus posiciones de 1869 en adelante.
Para nuestro propósito nos limitamos a repasar a grandes rasgos sus actividades entre 1868 y 1895 para señalar un nuevo acercamiento a dicha producción:¿cómo nos ayuda a explicar la relación entre el liberalismo y el colonialismo europeos, que se ven en tan incómoda yuxtaposición durante el período de la carrera latinoamericana del español Juan Martínez Villergas? Nada más llegar a La Habana en 1857, Villergas inicia su primer semanario, pero encuentra problemas con los censores pocos meses después, por lo que decide voluntariamente marcharse con la familia a la Ciudad de México, donde funda otro periódico en seguida. Sólo sale una edición de Don Junípero (1858) cuando atrae la atención del gobierno del General Zuloaga, quien es el responsable del incidente abajo, descrito en las palabras del propio Villergas: La acogida que el público dispensó á mi citado periódico fue fabulosa: la gente acudía como á borbotones en busca del primer número, y envista de los pedidos que de hora en hora me hacían los libreros y repartidores, tuve que dar en la imprenta la orden de aumentar la tirada; pero no bien había yo dado esta orden, cuando el gobierno tuvo por conveniente hacer recoger la edición por medio de la policía, mandando además repartir la letra de la forma y borrar el dibujo de la piedra litográfica.(Alonso Cortés 87)El gobierno le manda salir de México y Villergas vuelve a La Habana, donde prosigue sus esfuerzos periodísticos. Allí comienza el proyecto que va a disfrutar de una longevidad inusitada en la carrera de Villergas: El Moro Muza, periódico que durará más de quince años en sus varias manifestaciones. Villergas ya había revelado una tendencia patriótica y españolista –la que va a definir su periodismo latinoamericano a partir de 1868-- en la década anterior, en un incidente que le gana la reputación de patriota español en la Argentina. En 1853, durante su primer destierro en París, Villergas responde a un pedido de su viejo amigo Benito Hortelano, ya emigrado e instalado en Buenos Aires, de que escriba un artículo en respuesta a los Viajes por España, África y América (1849) de Domingo Faustino Sarmiento. Dicho trabajo había generado cierta polémica entre círculos españoles por su alabanza de Francia y crítica de España; entre otros aspectos, Sarmiento se quejaba de la mala calidad de las artes y las letras españolas y el vergonzoso sistema de comunicaciones en la península (142). En un ensayo inaugural al mundo internacional del periodismo, Villergas escribe su Sarmenticidio, cuyo subtítulo es representativo del tono satírico tan típico de...
                                                                              Continuará

viernes, 24 de enero de 2014

Juan Martínez Villergas LXX

     Aunque ya "he colgado" varias biografías de nuestro escritor,  os dejo esta que he encontrado en la red. La pongo por capítulos para que no se "atragante".
      Curioso el nuevo calificativo:   "Trotamundos Transatlántico"



ENTRE ESPAÑA Y LAS AMÉRICAS
EL LIBERALISMO Y EL COLONIALISMO:
EL CASO DEL TROTAMUNDOS TRANSATLÁNTICO
JUAN MARTÍNEZ VILLERGAS (1817-1894)
by Amy Wright 

     El español Juan Martínez Villergas es un periodista pionero del siglo diecinueve: funda múltiples periódicos en varios países de Europa y las Américas usando sus publicaciones para fomentar la crítica de la sociedad en ambas orillas del Atlántico. Sus repetidos viajes transatlánticos le otorgan un lugar especial para participar en unos delos debates nacionales e internacionales más candentes de la época. Esa experiencia vital de estar continuamente a caballo entre España y América Latina sirve hoy para destacar la relación a veces incómoda entre unos de los –ismos fundamentales del siglo diecinueve: liberalismo, republicanismo, nacionalismo y colonialismo. Lo que sobresale, en particular, es la marcada incongruencia entre su liberalismo radical durante las décadas de los años treinta y cuarenta y su oposición reaccionaria a la Independencia de Cuba de los años sesenta en adelante. El hecho de que le toque vivir y participar tan de cerca esas luchas permite subrayar las contradicciones que hay tanto entre el liberalismo y el colonialismo europeos como entre los diferentes episodios de una vida misma. En los veinte años entre su llegada a la capital (1834) como joven provinciano, y su primera emigración fuera de España (en 1852, a París), Martínez Villergas se establece en Madrid como un conocido defensor de las ideas liberales --también llamadas progresistas, exaltadas o republicanas-- dentro de un contexto político ferozmente polarizado no sólo por luchas más amplias entre tradición y progreso sino por fuertes divisiones entre los mismos liberales. Villergas se involucra personalmente en esas desde el momento en el que se alista en la Milicia Nacional en 1836 para combatir a los carlistas hasta su encarcelamiento por un libelo en el que Villergas compara desfavorablemente al líder del gobierno moderado, el General Narváez, con el  héroe del liberalismo español, Baldomero Espartero. Las actuaciones de Villergas en los sucesos claves de ese intervalo destacan su posición como una de las figuras más radicales entre su generación, hecho que le hace ganar un renombre en años posteriores como el “primer republicano” en el mundo periodístico y político de Madrid de las décadas de los años cuarenta y cincuenta.


      Varios son los biógrafos españoles que insisten en su pedigrí para la posición: su padre había perdido su vida y la estabilidad de la familia por sus asociaciones liberales durante las luchas por la Independencia, y los puntos sobresalientes de los años jóvenes del hijo refuerzan la naturaleza personal del compromiso que Villergas tenía con el liberalismo. Villergas va a la capital con dieciocho años para sacar partido de las nuevas oportunidades en el estudio y el trabajo generadas por la muerte reciente del déspota Fernando VII.

Ese fin a la Década Ominosa (1823-33) también genera una lucha empedernida entre los carlistas y los progresistas, y Villergas –por sus expresas convicciones y también por el dinero que tal participación garantizaba—es “uno de los primeros en alistarse”, según su biógrafo Gómez Villaboa, primero en el cuerpo voluntario de la Milicia Nacional, y después en los Cuerpos Francos, cuyo propósito es“ perseguir a los facciosos que diariamente realizaban correrías por la provincia de Madrid” (255-56).No es el único joven recién llegado a Madrid con ese perfil; forma parte de un grupo que va a nutrir al liberalismo y formar la base de una creciente clase media. Villergas y otros como su amigo y colaborador en futuros proyectos periodísticos, Benito Hortelano, llegan a la capital desde las provincias sin conexiones familiares olinaje social, de orígenes bastante humildes con una educación provinciana que se calificaría de básica.


     Sus biografías y orígenes sociales destacan a los jóvenes pertenecientes a ese grupo como las semillas de la nueva clase media urbana que iba a crecer en las ciudades capitalinas de Madrid y Barcelona durante los años venideros. Es un grupo demográfico que se alienta por las nuevas posibilidades de avanzar según el ideario liberal de líderes como Riego; tiene un interés personal en la creación de un nuevo orden social no basado en la aristocracia y en el que los recursos no estén reservados para un sector reducido de la sociedad. Pronto se ganan el nombre de “exaltados”, título que se asocia en esas décadas con el sentido de liberalismo y patriotismo integral que ya se esbozara en la etapa gaditana, y que incluye una concepción vagamente democrática de la Revolución liberal, una constante apelación al pueblo y, a partir de 1820, una identificación absoluta con la figura de Riego y todo aquello que representaba –heroísmo ,patriotismo, sacrificio personal. (Francisco Fuentes 303)Ya para 1836 la posibilidad de construir un nuevo país, de realizar la sociedad democrática que se había articulado en la Constitución de 1812, choca con esfuerzos reaccionarios, creando así una tarea urgente para esa generación cuyo futuro dependía del triunfo del liberalismo. Estos jóvenes urbanos aumentan las filas de las voluntarias fuerzas armadas que se creaban para combatir a los carlistas, y salen de la primera guerra en 1840 bien adoctrinados para seguir la lucha por las ideas que habían generado el conflicto. Vicente Barrantes, un escritor contemporáneo de Villergas, aduce otros orígenes del compromiso político de esa generación: Los doceañistas y revolucionarios del año 23, que se han apoderado de[Villergas] y otros muchachos por el estilo, salidos de dondequiera, educados de cualquier modo y que apenas estudian otros textos que El contrato social y el Diccionario Crítico , los empujan por las vías revolucionarias.… estos jóvenes á la moderna, aunque confuso y borroso, tienen un ideal político más propio de la leche que han mamado, ideal que se parece mucho á la república, cuyo nombre no se atrevían á pronunciar hasta que el año pasado [1848] la proclamó Francia. Desde entonces lo van deletreando y algo más. Los han enseñado los santones á combatirlo todo, y naturalezas rudas y primitivas, vehementes é imprevisoras, como las últimas clases del pueblo, de donde por lo general han salido, no saben abandonar la línea   recta, y aspiran á una revolución que por sus nuevas formas pueda reemplazar á todos los hombres y á todas las formas viejas.5 (59-60) Villergas elige el periodismo como lugar desde donde promover dicha revolución. Otros del grupo también entras las filas del liberalismo al comienzo de los años cuarenta; Villergas  empieza a trabajar en esa época con Benito Hortelano y el catalán Wenceslao Ayguals de Izco.


     Entre las filas de ese nuevo ejército de guerilleros-periodistas, Villergas sobresale por su radicalismo en el periodismo político madrileño, campo que sirve de vanguardia a la naciente democracia española. La participación de Villergas en varias actividades refuerza su posición como principal apoyo del progresismo en los años posteriores a la primera guerra carlista, en los que la división entre los liberales produce una crisis determinante de la dirección que el país va a seguir. Los sucesos de esos años entre 1839 y 1852 también determina la dirección de la vida de Villergas, quien rápidamente establece su fama deescrito popularcon un afán por la polémica. Con el ascenso al poder de los moderados liberales en 1842, encabezados por el poderoso General Narváez, Villergas emprende unas feroces batallas en contra de la censura.

      La prolífica colaboración de Villergas en la prensa española durante el período entre 1839 y 1852 se distingue por su compromiso con los ideales de una democracia federal, la soberanía popular y el republicanismo. El joven trabaja y funda múltiples periódicos en Madrid, y con la edad de veintitrés años forma parte de la junta directiva del recién creado partido republicano español. Dos de los periódicos en los que trabaja, El Huracán y El Regenerador, sirven como los principales órganos del republicanismo radical. Según un artículo de El Huracán (1840), este grupo se diferencia de los otros liberales por su preocupación por las cuestión social: “Hasta ahora ninguno de los partidos ha mirado mucho por el bien general, que es el bien del pueblo” . Son consistentes en Villergas en esos años el apoyo retórico...                                                             continuará

lunes, 20 de enero de 2014

Llegaron los Reyes...

... o Papá Noel. El caso es que, por fin, el Ayuntamiento ha acondicionado, a instancias de nuestro representante Miguel Ángel,  los accesos al Cementerio, que buena falta tenían:



sábado, 4 de enero de 2014

Necrológica...

     El que fuera, en sus primeros tiempos de sacerdote, Párroco  de Gomeznarro, Don Mariano, nos deja para siempre. Descanse en Paz.




RVDO.
Don Mariano Cibrán Junquera
SACERDOTE
El Arzobispo de Valladolid, sus hermanos presbíteros y diáconos, y los fieles de la Archidiócesis de Valladolid, a la que sirvió como sacerdote, le encomiendan al Señor, Buen Pastor, poniéndolo bajo la protección de la Virgen María.
Ruegan orar por su eterno descanso e invitan a la Eucaristía exequial que se celebrará hoy sábado, 4 de enero de 2014, a las 12.30 horas, en la parroquia San Miguel y San Julián, de Valladolid, siendo trasladado seguidamente al cementerio El Carmen.
Hasta entonces permanecerá en el Tanatorio Las Contiendas, de Valladolid.


                                                                                  
EL REVERENDO
Don Mariano Antonio Cibrán Junquera
SACERDOTE
Ha fallecido en Valladolid el día 3 de enero de 2014, a los 87 años de edad, después de recibir los Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica de Su Santidad
d.e.p.
Su hermano, Manolo; sobrinos y demás familia:
Ruegan una oración por su alma
CAPILLA ARDIENTE: Tanatorio Las Contiendas. Sala 1. Avda. de Gijón, nº 71. Tel.: 983 360405.
MISA FUNERAL CORPORE INSEPULTO: Hoy sábado, día 4, a las 12.30 de la mañana, en la iglesia parroqial de San Miguel y San Julián, en C/ San Ignacio, de Valladolid, y acto seguido se procederá a su inhumación en el cementerio de El Carmen, de Valladolid.

                                                                        Esquelas aparecidas en el día de hoy en El Norte de Castilla