Aunque ya "he colgado" varias biografías de nuestro escritor, os dejo esta que he encontrado en la red. La pongo por capítulos para que no se "atragante".
Curioso el nuevo calificativo: "Trotamundos Transatlántico"
ENTRE ESPAÑA Y LAS AMÉRICAS
EL LIBERALISMO Y EL COLONIALISMO:
EL CASO DEL TROTAMUNDOS TRANSATLÁNTICO
JUAN MARTÍNEZ VILLERGAS (1817-1894)
by
El español Juan Martínez
Villergas es un periodista pionero del siglo diecinueve: funda múltiples periódicos en varios países de
Europa y las Américas usando sus publicaciones para fomentar la crítica
de la sociedad en ambas orillas del Atlántico. Sus repetidos
viajes transatlánticos le otorgan un lugar especial para participar en
unos delos debates nacionales
e internacionales más candentes de la época. Esa
experiencia vital de estar continuamente a caballo entre España y América
Latina sirve hoy para destacar la relación a veces incómoda entre unos de los –ismos fundamentales
del siglo diecinueve: liberalismo, republicanismo, nacionalismo y
colonialismo. Lo que sobresale, en particular, es la marcada
incongruencia entre su liberalismo radical durante las décadas de los años treinta y cuarenta y su oposición
reaccionaria a la Independencia de Cuba de los años sesenta en
adelante. El hecho de que le toque vivir y
participar tan de cerca esas luchas permite subrayar las contradicciones que
hay tanto entre el liberalismo y el colonialismo europeos como entre los
diferentes episodios de una vida misma. En los veinte años entre su
llegada a la capital (1834) como joven provinciano, y su primera emigración fuera de España (en 1852, a
París), Martínez Villergas se establece en Madrid como un conocido
defensor de las ideas liberales --también llamadas progresistas, exaltadas
o republicanas-- dentro de un contexto político ferozmente polarizado no sólo por luchas más
amplias entre tradición y progreso sino por fuertes divisiones entre los mismos
liberales. Villergas se involucra personalmente en esas desde el momento en el que se alista en la Milicia Nacional en
1836 para combatir a los carlistas hasta su encarcelamiento por un libelo en el
que Villergas compara desfavorablemente al líder del gobierno moderado,
el General Narváez, con el héroe
del liberalismo español, Baldomero Espartero. Las actuaciones de Villergas
en los sucesos claves de ese intervalo
destacan su posición como una de las figuras más radicales entre su
generación, hecho que le hace ganar un renombre en años posteriores como el “primer republicano” en el mundo
periodístico y político de Madrid de las décadas de los años cuarenta y
cincuenta.
Varios son los
biógrafos españoles que insisten en su pedigrí para la posición: su padre
había perdido su vida y la estabilidad de la familia por sus
asociaciones liberales durante las luchas por la Independencia, y los puntos
sobresalientes de los años jóvenes del hijo refuerzan la naturaleza
personal del compromiso que Villergas tenía con el liberalismo. Villergas
va a la capital con dieciocho años para sacar partido de las nuevas
oportunidades en el estudio y el trabajo generadas por la muerte
reciente del déspota Fernando VII.
Ese
fin a la Década Ominosa (1823-33) también genera una lucha empedernida entre
los carlistas y los progresistas, y Villergas –por sus expresas convicciones y también por el dinero que tal
participación garantizaba—es “uno de los primeros en alistarse”, según
su biógrafo Gómez Villaboa, primero en el cuerpo voluntario de la Milicia Nacional, y después en los Cuerpos Francos,
cuyo propósito es“ perseguir a los facciosos que diariamente realizaban
correrías por la provincia de Madrid” (255-56).No es el único joven
recién llegado a Madrid con ese perfil; forma parte de un grupo que va a nutrir al liberalismo y formar la
base de una creciente clase media. Villergas y otros como su amigo y
colaborador en futuros proyectos periodísticos, Benito Hortelano, llegan
a la capital desde las provincias sin conexiones familiares olinaje social, de orígenes bastante humildes con
una educación provinciana que se calificaría de básica.
Sus
biografías y orígenes sociales destacan a los jóvenes pertenecientes a ese
grupo como las semillas de la nueva clase media urbana que iba a crecer en las ciudades
capitalinas de Madrid y Barcelona durante los años venideros. Es un grupo demográfico que se alienta por las
nuevas posibilidades de avanzar según el ideario liberal de líderes como
Riego; tiene un interés personal en la creación de un nuevo orden social no basado en la aristocracia y
en el que los recursos no estén reservados para un sector reducido de la
sociedad. Pronto se ganan el nombre de “exaltados”,
título que se asocia en esas décadas con el sentido de liberalismo y patriotismo
integral que ya se esbozara en la etapa gaditana, y que incluye una concepción
vagamente democrática de la Revolución liberal, una constante apelación
al pueblo y, a partir de 1820, una identificación absoluta con la figura de Riego y todo aquello que representaba
–heroísmo ,patriotismo, sacrificio personal. (Francisco
Fuentes 303)Ya para 1836 la posibilidad de construir un nuevo
país, de realizar la sociedad democrática
que se había articulado en la Constitución de 1812, choca con esfuerzos reaccionarios,
creando así una tarea urgente para esa generación cuyo futuro dependía del
triunfo del liberalismo. Estos jóvenes urbanos aumentan las filas de las
voluntarias fuerzas armadas que se creaban
para combatir a los carlistas, y salen de la primera guerra en 1840 bien
adoctrinados para seguir la lucha por las ideas que habían generado el
conflicto. Vicente Barrantes, un escritor contemporáneo de Villergas,
aduce otros orígenes del compromiso
político de esa generación: Los doceañistas y revolucionarios del año
23, que se han apoderado de[Villergas] y otros muchachos por el estilo,
salidos de dondequiera, educados de cualquier modo y que apenas estudian otros
textos que El contrato social y el Diccionario Crítico , los empujan por
las vías revolucionarias.… estos jóvenes á la moderna, aunque confuso y borroso, tienen un ideal político más propio
de la leche que han mamado, ideal que se parece mucho á la república, cuyo
nombre no se atrevían á pronunciar hasta que el año pasado [1848] la proclamó
Francia. Desde entonces lo van deletreando y algo más. Los han
enseñado los santones á combatirlo todo, y naturalezas rudas y primitivas,
vehementes é imprevisoras, como las últimas clases del pueblo, de
donde por lo general han salido, no saben abandonar la línea recta, y aspiran á una revolución que por sus
nuevas formas pueda reemplazar á todos los hombres y á todas las formas viejas.5 (59-60)
Villergas elige el periodismo como lugar desde donde promover
dicha revolución. Otros del grupo también entras las filas del
liberalismo al comienzo de los años cuarenta;
Villergas empieza a trabajar en esa
época con Benito Hortelano y el catalán Wenceslao Ayguals de Izco.
Entre las filas
de ese nuevo ejército de guerilleros-periodistas, Villergas sobresale por
su radicalismo en el periodismo político madrileño, campo que sirve de vanguardia a la naciente
democracia española. La participación de Villergas en varias
actividades refuerza su posición como principal apoyo del progresismo en
los años posteriores a la primera guerra carlista, en los que la división
entre los liberales produce una crisis determinante de la dirección que el país va a seguir. Los sucesos de
esos años entre 1839 y 1852 también determina la dirección de
la vida de Villergas, quien rápidamente establece su fama de “escrito popular” con un afán
por la polémica. Con el ascenso al poder de los moderados liberales
en 1842, encabezados por el poderoso General Narváez, Villergas emprende unas
feroces batallas en contra de la censura.
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