... del pueblo,
la insistencia en la libertad de expresión, la lucha en contra de la
censura, y las evidencias del sacrificio personal
que seguir ese credo le trae. En 1840 sufre su primer
encarcelamiento por haber redactado con otros escritores
unos manifiestos revolucionarios denunciados porque tan “ardientemente se incitaba á la república” (Corona
Poéticav). En 1842 Villergas funda la Sociedad Literaria al lado del
empresario Ayguals de Izco (Benítez 30),
casa editorial que se especializa en el entretenimiento y educación de una
nueva clase de lectores urbanos. Villergas juega un
papel insoslayable en la concepción y edición de esas nuevas
publicaciones de índole democrática, a la vez que contribuye
regularmente en ellas con escritos propios. Además de algunos periódicos de tipo satírico-cómico como La Risa, El Fandango, y El Cancionero del
Pueblo, la Sociedad publica El Dómine Lucas, periódico conocido por su crítica
seria de la sociedad española durante los primeros años del gobierno
moderado. Entre 1844 y 1852 Villergas sigue
ejemplificando el “temperamento batallador é inquieto”(Alonso Cortés 70) que
le va a convertir en verdadero incitador de persecución. Su fama había crecido, y con ella, el brío
de los censores del GeneralNarváez. Alrededor de 1844, año en el
que se ha documentado que el gobierno moderado redobla sus esfuerzos en control
de la prensa, Barrantes atestigua los siguientes efectos de la obra del
escritor polémico:…. pasé por Madrid poco después de un pronunciamiento, y
tuve la primera noticia de Villergas del siguiente modo: Un grupo de
zagalones, armados de escalera, engrudo y pincel, iba pegando por las esquinas
grandes carteles, que á su vez arrancaban grupos de soldados, no
sin insultos y repelones de una y otra parte, navajas abiertas y
fusiles apuntados, por lo cual corría la gente dando gritos, y se cerraban las tiendas, y yo me
refugié á puerto seguro, no sin curiosear el cartel, que
era anuncio de una obra de D. Juan Martínez Villergas, con un dibujo
horripilante y por carátula estos versos del mismo género:“Adorna, pueblo
noble, tus esquinas / con los restos de tunos escritores, / y después extermina á los traidores / que en
Francia se vendieron á Cristina”. (56)1844 es el mismo año en el que Villergas
deja de trabajar con Ayguals en la Sociedad Literaria, un suceso
posiblemente relacionado con la insistencia de Villergas en seguir con la crítica política directa a pesar del
aumento de la presión gubernamental; el editor temerario seguía publicando su periódico republicano aunque ya habían
dejado de salirlos otros periódicos liberales y ya sólo sobrevivían los
monárquicos. Ya para finales de la
década de los cuarenta, la represión se había puesto más fuerte que nunca, y Barrantes
no dejaba de asombrarse del comportamiento atrevido del escritor: Villergas
no escarmienta. Le he dicho ya mil veces, porque le quiero bien, que no sea cándido, que aprenda á distinguir de
tiempos, como aconsejan los abogados; que no son éstos que corren como aquéllos
del año 40, en que él vino al mundo literario, y preso por una hoja
contra el gobierno provisional…fue absuelto por el jurado y sacado en
triunfo de la cárcel… Pero es muy duro de cascos, y lo mismo
que con los [de ayer] quiere hacer ahora con los Narváez, [y otros de hoy], que
son hombres de más pelo en pecho, que saben dónde les aprieta el zapato, y que
el mejor día me zampan en Filipinas á mi pobre Villergas á hacer versos
y chistes contra los salvajes. El, erre que erre. En
viendo agujero para escribir una hoja clandestina, una proclama ó
cualquiera de esos esperpentos que llevan á un hombre derechito á la cárcel,
por allí se mete de rondón y á cierra ojos. (58-59)
La profecía
acierta. Sin el apoyo de ninguna institución o casa editorial, Villergas tiene
que salir de la ciudad en 1849. Pero pronto vuelve y persiste después,
hasta que un enfrentamiento público con el
general Narváez le acarrea un segundo encarcelamiento en 1850. Al
salir de la cárcel en 1851, decide marcharse a París, iniciando así la larga etapa
de viajes entre Europa y las Américas que va a definir el resto de su
vida en el que no va a descansar
en ningún país durante más de tres años. El mero número de viajes que
Villergas emprende entre las Américas y España --un mínimo de dieciséis
travesías del Atlántico (Gómez Villaboa 279)-- provee el especial interés de su
caso para la historia cultural transatlántica:
Para él, como para los indianos que van y
vienen á un quítame allá esas pajas,era este ya un viaje sencillo y sin
importancia; y él mismo…. solía decir humorísticamente… que no iba más á menudo
á Habana “por la parada de Medina”… Con lo cual quería aludir á la pésima
combinación de trenes en la estación de Medina del Campo, que obligaba --y aún
obliga-- á largas y cansadas esperas. (Alonso Cortés 126) Villergas hace su primer viaje a América Latina
en 1857, iniciando unos cuarenta años de vaivén entre allí y
la península ibérica. Pasa tiempo en varios países latino-americanos
--Argentina, Perú y México entre ellos—fundando y trabajando en periódicos
en la mayoría de esos lugares. Pero donde más demora es en la isla de
Cuba, donde pasa un total de veinticinco
años, interrumpidos con vueltas regulares a España. Aun entre tanto ir y
venir, Villergas logra establecerse como parte significativa de la vida
cultural en La Habana, desde donde escribe la mayor parte de su
producción periodística entre 1857
y el final de su vida. Se ve que Villergas se ocupa en la
primera década de su estancia en América Latina con el afán de seguir evitando
la censura, pero ya para 1868 su actitud va a cambiar hacia una abierta postura
política en cuanto a su periodismo latinoamericano. De 1868 en
adelante se ve de nuevo su tendencia a la polémica en la que
sobresale el conflicto entre su viejo republicanismo y su nuevo colonialismo
frente la cuestión de la independencia para la isla cubana. Debe
constar que hace falta una investigación sobre el contenido específico de los
escritos de Villergas entre este año y el de su muerte en
1895. Para delinear los contornos específicos de
sus creencias, es imprescindible un detenido estudio de sus contribuciones
en varios periódicos y los discursos dados en las Cortes españolas durante
su época allí como diputado republicano, para, desde ahí, profundizar en los argumentos y articulaciones que Villergas
hiciera de sus posiciones de 1869 en adelante.
Para
nuestro propósito nos limitamos a repasar a grandes rasgos sus actividades entre
1868 y 1895 para señalar un nuevo acercamiento a dicha producción:¿cómo nos
ayuda a explicar la relación entre el liberalismo y el colonialismo europeos, que se ven en tan
incómoda yuxtaposición durante el período de la carrera latinoamericana
del español Juan Martínez Villergas? Nada
más llegar a La Habana en 1857, Villergas inicia su primer semanario, pero encuentra
problemas con los censores pocos meses después, por lo que decide voluntariamente
marcharse con la familia a la Ciudad de México, donde funda otro periódico
en seguida. Sólo sale una edición de Don Junípero (1858)
cuando atrae la atención del gobierno del General Zuloaga, quien es el responsable del incidente abajo, descrito en las palabras del propio
Villergas: La acogida que el público
dispensó á mi citado periódico fue fabulosa: la gente acudía como á borbotones
en busca del primer número, y envista de los pedidos que de hora en hora me
hacían los libreros y repartidores, tuve que dar en la imprenta la
orden de aumentar la tirada; pero no bien había yo dado esta orden,
cuando el gobierno tuvo por conveniente hacer recoger la edición por medio
de la policía, mandando además repartir la letra de la forma y borrar el
dibujo de la piedra litográfica.(Alonso
Cortés 87)El gobierno le manda salir de México y Villergas vuelve
a La Habana, donde prosigue sus
esfuerzos periodísticos. Allí comienza el proyecto que va a
disfrutar de una longevidad inusitada en la carrera de Villergas: El Moro
Muza, periódico que durará más de quince
años en sus varias manifestaciones. Villergas
ya había revelado una tendencia patriótica y españolista –la que va a definir su periodismo latinoamericano a partir
de 1868-- en la década anterior, en un incidente
que le gana la reputación de patriota español en la Argentina. En 1853,
durante su primer destierro en París, Villergas responde a un pedido
de su viejo amigo Benito Hortelano, ya emigrado e instalado en Buenos
Aires, de que escriba un artículo en
respuesta a los Viajes por España, África y América (1849) de Domingo Faustino Sarmiento. Dicho trabajo
había generado cierta polémica entre círculos españoles por su
alabanza de Francia y crítica de España; entre otros aspectos, Sarmiento se
quejaba de la mala calidad de las artes y las letras españolas y el vergonzoso
sistema de comunicaciones en la península (142). En un ensayo
inaugural al mundo internacional del
periodismo, Villergas escribe su Sarmenticidio, cuyo subtítulo es representativo del tono satírico tan
típico de...
Continuará
No hay comentarios:
Publicar un comentario