martes, 15 de agosto de 2023

Pregón 2023

 

 

PREGÓN DE FIESTAS  NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN   2023

 

 

Muchas gracias a la Corporación municipal.

Queridos amigos gomeznarrenses, amigos y amigas, buenas tardes a todos y un saludo muy especial a los que os encontráis en esta Plaza con ganas de comenzar la fiesta.

En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento a Isabel, por haber pensado en mí, una gomeznarrense más, para otorgarme el honor de oficiar hoy, en esta noche tan especial, de pregonera en la inauguración de las fiestas de este año.

            Mi satisfacción por estar aquí con todos vosotros es doble.

Primero porque para mí también supone el reencuentro con toda la gente de “mi deseado pueblo” y donde en verdad, en verdad, hiciera muchas amistades: “me dieron de comer y me regalaron lo posible”, como bien dijera el tan recordado ahora Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, cuando regresó a su aldea.

Y segundo, por ser, siquiera por un momento, la voz de todo un pueblo que esta noche resuena en el viento.

Este pregón de fiestas, tal vez lo tenía que haber leído algún famoso o conocido, como ocurre en la mayoría de los sitios, pero mejor que lo lea alguien del pueblo, quien le dará, con toda seguridad, la relevancia que necesita este tipo de actos.

Así, es para mí un honor que este año me haya tocado, que si bien tengo que decir lo he escrito yo, ya que el que va a leer un pregón, normalmente lo escribe.

No es fácil sentarse y ponerse a escribir, y menos un pregón. Lo más difícil, creo yo, es empezar, pero una vez que estás sumido en la escritura te van saliendo las ideas sin darte cuenta.

Había multitud de temas para elegir, relacionados con las fiestas y que fueran el foco de atención del pregón. Tal vez por eso en un principio dudaba el tema a elegir.

Entonces me fueron surgiendo recuerdos de años atrás, y de fiestas anteriores, y aproveché ese momento para encaminar este pregón a esos recuerdos personales más destacados de las fiestas, y que muchos de vosotros también recordaréis.

Se agolpan en mi mente los recuerdos de años atrás, cuando siendo niños esperábamos con ansia estas fiestas. La siega y la trilla eran signos de la cercanía de las fiestas. Los agricultores habían mirado en muchas ocasiones al cielo, unas veces por la lluvia y otras por la ausencia. Y cómo no acordarnos de esas rogativas que les hacían madrugar sin saber para qué.

El Alguacil (Sr. Trapote) con su sonido característico, nos anunciaba, por las esquinas del pueblo, los días de la fiesta y nos recordaba el arreglo de las calles para el ornato de esos días.

Esperábamos a la Sra. Tella, de Ataquines, con su venta de caramelos y los riquísimos helados que conservaba con corcho y sal. También a Fernando, de Olmedo, para degustar esas riquísimas almendras garrapiñadas. Esperábamos también los cohetes, la misa, el baile, en fin, mil cosas que en aquel tiempo rompían la rutina del día a día.

 

Los tiempos han cambiado, ya no salimos al correo a esperar a los familiares y amigos que nos acompañaban esos días. Era la comidilla del pueblo, ha venido fulano, ¿te has fijado? ¿Y la moza de zutano, la has visto?... La música, compuesta por cuatro o cinco músicos, sin altavoces, bafles, ni nada por el estilo. ¿Quién no se acuerda de los Pekes, de Arévalo, los Lorens de Ataquines y los Panys de Medina?

Alguno de vosotros, igual aún se ve sentado en casa comiendo con uno de esos músicos, porque se les tenían que llevar a comer los mozos que hacían la fiesta. Y, a veces, también se les llevaban a dormir, y siempre había comida especial. ¡Ya que como venía el músico invitado!

Estos músicos nos deleitaban con su rutina musical, “sombrero, hay mi sombrero”. Qué pensar de nuestros ritmos modernos, hit-hot, Rap, Perreo… se extraña escuchar una jota que antes era típico entonarse en los bares una vez “entonado” el cuerpo. Son muchos los recuerdos, cada quien los suyos, para esos momentos de sequía en la vida.

Quién no recuerda aquellas tardes de vaquillas, (en lo que es hoy el Callejón de las traseras), con banda de música incluida, con esos mozos del pueblo que se tiraban a recortarlas, y algún que otro valiente que intentaba imitar al Cordobés.

 

Como bien sabéis Pregón quiere decir anunciar, difundir, notificar la buena nueva de fiestas y alegría. También sabéis que antes había dos clases de pregones: el del Alguacil, que era la voz oficial que ponía en conocimiento de los ciudadanos lo que acontecía en el pueblo (al toque de corneta), y el del pregonero que vociferaba los productos que llegaban al pueblo, con gracia y salero: “se hace saber que acaba de llegar…” o los más modernos que, al toque de claxon, anunciaban su mercancía, sin olvidar al afilador.

Yo, hoy, en esta noche sin sueño, pero con la que seguro que todos soñamos, me siento como el alguacil, que anuncia las fiestas oficiales, y también como el pregonero que oferta los productos más genuinos y auténticos de un pueblo inquieto, como el nuestro: la amistad, la alegría, la diversión y la convivencia. El saber hacerlo bien y el sentirlo mejor.

Estaréis, además, de acuerdo conmigo en que hay que estar muy atentos a los hallazgos de la vida. Y unos de esos hallazgos puede ser, sin duda, el de esta tarde que aquí nos reúne para celebrar las fiestas.

Tenemos que sentirnos queridos, alegres, esperanzados y vivos, para construir lo mejor de uno en bien de todos. Que cada uno sueñe su sueño, que todos, con corazón abierto, espíritu inquieto y sincero, aportemos nuevas iniciativas, que se plasmen en nuevos proyectos que enriquezcan nuestras vidas, haciéndonos sentir vivos y útiles, no importa la edad, se necesita la ilusión y la imaginación.

Gracias a las fiestas, los que aquí viven y trabajan todo el año, experimentan que, por unos días, el pueblo se ilumina y en cierto modo se rehace, y los que un día, más o menos lejano, emigraron, pueden encontrar sus raíces, las caras amigas y los olores familiares. La fiesta se convierte así en un espacio para el encuentro, para el rejuvenecimiento, para la nostalgia y, sobre todo, para las ilusiones que cada año se renuevan, y principalmente una ilusión: la de nuestra felicidad.

Alegraros que con esta fiesta ha llegado el momento de la alegría. Saludaros unos a otros como si fuera la primera vez, o como viejos amigos, abrazaros, bailar, cantar y reír. Dejaros llevar por la música, romper por unos días la monotonía de todo el año, de forma que la explosión de vuestra alegría no tenga más límite que el del respeto a los demás. Un pueblo que sabe divertirse a fondo, en paz y armonía, es un pueblo culto y sabio.

Yo os deseo que sean estas, las mejores fiestas que haya disfrutado Gomeznarro, que se graben en la memoria de todos para que su recuerdo nos anime a seguir trabajando juntos para conseguir que nuestro pueblo sea cada vez mejor y más feliz.

Solo me resta, para concluir, la aprobación final, la que reza en la segunda parte del Ingenioso Caballero D. Quijote de la Mancha, al que aludo de nuevo, una novela del S. XVII, y una obra también de hombres de progreso y libres:

APROBACIÓN

Por comisión y mandato del Consejo he hecho ver el contenido de esta fiesta. No contiene cosa contra la fe ni buenas costumbres, antes bien muchas de honesta recreación y apacible divertimiento, mezclada de mucha filosofía moral, que los antiguos juzgaron convenientes a sus repúblicas, alentando ánimos marchitos y espíritus melancólicos. Puede dársele licencia para su ejecución y disfrute.

 

¡F E L I C E S    F I E S T A S   ¡

¡ V I V A    G O M E Z N A R R O ¡

¡ V I V A     N T R A.    S R A.   DE  LA  A S U N C I Ó N ¡

 

                                                                                             Mª Luisa Sáez

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