Valeriano Sobrino.- S. XX-XXI
¡ Bello pueblo, Gómez-Narro !
es dicho por mucha gente
que a coger el tren llegaban
viajando alegremente.
Bien, a Medina del Campo
o a donde quiera que fueren,
al volver, aunque cansados,
nuestra gente les ofrece
con cariño y con agrado
los juegos que más prefieren,
que les sirva de descanso
y sus fuerzas recuperen,
para seguir caminando
a su pueblo en tiempo breve.
Y dicen que no es pesado
venir a coger los trenes
cada ocho días andando
por un término como este,
que se ven hermosos lagos
de azulada agua que tienen,
donde preciosos pinares
reflejan su color verde,
y tal belleza han formado
que goza la gente al verlos.
Porque es un término lindo
el que rodea a mi pueblo
y sus pagos son bonitos
y el nombre que les han puesto.
Al nombrar El Rosalillo
te sientes muy satisfecho,
¡Qué decir de El Juncalillo!
La Campana, que es de ensueño,
sendero de los Cuchillos,
el pinar del Confitero,
los Pobres, que es un rompido,
los Sevillares, El Trébol...
¡Cuantos podría deciros!
Son muchos los nombres bellos
y hasta Medina, yo os digo,
la vista es todo un recreo.
Por él, también pasa un río,
el Zapardiel, ¡nada menos!
cuando del cauce ha salido
parecía un mar abierto.
Un kilómetro ha medido
de ancho, por El Rodero
y en Medina se ha extendido
hasta pasar al Cañuelo.
Ver las barcas fue bonito
navegar, por todo el centro
de esta Villa, con estilo
de capital, en sus tiempos.
Si de algo ha carecido
era de unirle otro pueblo;
hoy ya se ve engrandecido
con Gómez-Narro, mi pueblo.
Forman los dos un conjunto
que es espejo para el cielo,
y desde allí, estoy seguro,
se verán hombres sinceros,
amantes de la honradez
y del trabajo bien hecho,
por eso digo: ¡Qué linda,
es la Villa con mi pueblo!.
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"Gomeznarro al amanecer"
Desde muy niño yo ví Pues el hombre bueno y serio
Romper el día en mi pueblo. En su trabajo y sus tratos,
El romper no suena bien para confirmarlos dice:
Pero en este caso es bello. “Cuando yo hablo canta un carro”
Las estrellas se despiden ¡Qué bonito oír la voz
Del más hermoso lucero, de un gran mulero y su eco,
Ese lucero del alba mandándole a su pareja
Que brilla en el firmamento. Al trote y al paso lento!
Que se oculta con la aurora ¡Qué bonito oír su trote!
Al enrojecer el cielo ¡Qué bonito el paso lento!
Con el resplandor del sol clareando la mañana
Que ilumina un día nuevo. Y cantando un carro nuevo.
Oigo cantar a las aves Y es que ver amanecer
Y ladrar a un noble perro. Llena de gozo mi cuerpo
¡Qué hermosura oír y ver en toda la geografía,
romper el día en mi pueblo! Y en especial, en mi pueblo.
Si en esas horas también
Escucho el cantar de un carro,
Pongo toda mi atención
Que es un cante muy apreciado Valeriano Sobrino Sobrino
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